4:30am pipipipi-pipipipi… Alehop! Comienza el día. Un café y a estudiar estadística, que es lo que hoy toca.
Dos horas y media más tarde, y algunas neuronas menos… a curraaar!
De camino a la oficina, un podcast en inglés mientras conduzco.
8:00am tikitin! Marcaje en el reloj y a por la primera TMI (tarea muy importante). Y después otra, y otra… Salvo que surja algún fuego, entonces todo se paraliza.
Ritmo endiablado toda la jornada, paradita para café y tostada, eso sí, que hay que reponer energías.
Hay hambre, ¿qué hora es? Las 16:30!!! Hace más de una hora que me tenía que haber ido… Termino y a casa.
10 minutos para comer y… ¡vamos!, toca natación a la peque.
Mientras espero un correo, después otro, un poco de lectura… Y a hacer la compra. Ah!, no, hoy no toca, aproveché un hueco ayer.
Venga, pues vanos para casa. Toca resolver problema burocrático (suerte de la administración electrónica) de la asociación en la que desarrollo una actividad bastante intensa (OpenKratio).
Pero no te entretengas! Una ducha, cena y a dormir… A qué hora? Espero que no muy tarde que a las 4:30 el día vuelve a empezar. Y toca examen… Buufff!
Sí, lo sé, he vuelto a caer en la soberbia de la productividad, a creer que puedo con todo… Hasta cuándo?
Supongo que los excesos son todos malos, el de productividad también 😉
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Efectivamente Antonio. La neura iba por ahí… Por segunda vez en poco más de un año peco de soberbio… Tengo que poner remedio.
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Ufff David que stress… La clave del post es el ¿Hasta cuando? Take it easy my friend!!!
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Lo has clavao! La pregunta final refleja la toma consciencia de que hay que cambiar la situación.
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