Una sociedad sin valores

«¿Tenemos lo que merecemos?«. Esta pregunta lleva unos días rondándome la cabeza. Lo peor es que la respuesta que me sale no me gusta. Me da la impresión de que vivimos en una sociedad sin valores, y sin valores es difícil determinar qué es lo que no toleramos y, por tanto, qué nos merecemos.

Será la edad, o mejor dicho la madurez. Puede que sea consecuencia de llevar unos años educando primero a una hija, después a otra y ahora a otro más. No sé, quizás sea que me estoy volviendo un cascarrabias intolerante.

Últimamente me asaltan preguntas que antes no me hacía. ¿Qué principios guían a nuestra sociedad? Si tuviésemos que identificar unos valores característicos de nuestras gentes, ¿cuáles serían? ¿Cómo nos reconocen?, o más importante aún, ¿cómo nos reconocemos?

Me sorprende muchas veces la facilidad con la que se dejan pasar comportamientos que, como sociedad, no deberíamos tolerar. Observo cómo hay quienes se sienten orgullosos de actitudes o actuaciones que deberían avergonzarles.

Lo sé, estoy negativo. Es raro en mí, pero de vez en cuando me pasa. Será el hartazgo de ver una sociedad que se asienta sobre unos pilares embarrados. Me gustaría sentir que formo parte de algo asentado sobre unos valores fuertes, firmes, claros. Unos principios de los que me sintiera orgulloso, que me sirvieran de guía, tanto a mí como a todos mis semejantes.

Pero no. No noto eso. Por el contrario, siento que estoy inmerso en una sociedad que, como decía, tolera comportamientos inadecuados. Una sociedad sin principios se merece unos gobernantes sin principios y, en algunos casos, eso es lo que tenemos. Cada vez estoy más convencido… nos merecemos lo que tenemos. Y es penoso.

No es lógico que las personas a las que nos (pre)ocupa la construcción de la sociedad en la que vivirán nuestros hijos seamos bichos raros. Me resulta patética la actitud de dejar pasar todo, vivir dejándose llevar, sin cuestionar si el camino conduce a algo mejor o peor. Pero aún me revuelve más los comportamientos individuales que dañan la sociedad. Cada vez soy más intolerante.

  • No aguanto a quienes se quejan sin buscar posibles soluciones.
  • No aguanto las mentiras, ni piadosas ni perversas. Incluyo aquí particularmente a quienes defraudan impuestos.
  • No aguanto a quienes por residir, trabajar, estudiar… en un lugar determinado se creen mejores que los demás.
  • No aguanto la falta de solidaridad y empatía con quienes están en peor situación que uno mismo.
  • No aguanto a quienes todo creen saberlo, discutiéndolo todo, sin cuestionarse sus propios conocimientos.

Podría seguir, pero me cansa. Prefiero guiar mi vida bajo mis propios principios. Sólo si cada uno individualmente lo hiciera creo que podríamos mejorar esta sociedad. Y quizás entonces, solo entonces, podremos decir con razón que nos merecemos algo mejor.

Hace algún tiempo hice un ejercicio para incrementar mi perspectiva y enfocar mi actividad con un horizonte mucho más elevado del habitual. Es lo que David Allen llama el modelo de 6 niveles para revisar tu actividad. En el enfoque al máximo nivel (15000 metros), debes reflexionar sobre los propósitos (misión) de tu vida y los principios que te guían o lo que no estás dispuesto a tolerar (valores).

Es un ejercicio que recomiendo a todos. A mí me sirvió para encontrarme conmigo mismo y tener un faro al que mirar en los momentos de dudas o inestabilidad. Éstos fueron los principios que identifiqué en su momento:

  • ser siempre honesto conmigo mismo y con los demás
  • trabajar con entusiasmo y compromiso
  • buscar enfoque optimista a los retos
  • evitar el perfeccionismo; prefiero las betas permanentes
  • aprender de los demás y compartir mi aprendizaje
  • solidaridad con quienes me necesitan

Quizás si todos hiciésemos este ejercicio, seríamos capaces de inculcar en nuestra sociedad unos valores comunes. Por eso te lanzo un reto: identifica 5 comportamientos que no toleras. Después difúndelos tanto como puedas. Usa Facebook, Twitter, Whatsapp…, o si tienes un blog, mucho mejor, escribe un post. Si quieres, déjalos en un comentario aquí. A ver qué sale. Quizás entre todos podamos definir unos valores con los que nos sintamos identificados.

 

9 comentarios en “Una sociedad sin valores

  1. Qué buen artículo!
    Pienso que si cada uno de nosotros evaluara los valores y principios que rigen nuestras conductas en lo íntimo del ser, y tuviera el coraje de corregir lo equivocado, nuestra sociedad comenzaría a cambiar de dirección.

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  2. Cordial saludo a todos.
    Creo que soy la unica mujer que hasta ahora escribe.no trabajo en el area psicologica, ni de productividad con respecto a personal, de hecho mi ambiente es clinico.
    Pues realmente la evolucion tecnologica y social nos ha llevado a una involucion espiritual. Creo que mucho de nuestra problematica como sociedad es ir aceptando poco a poco lo que antes no era habitual, como normal. Y es que los tiempos pueden cambiar pero el respeto, la palabra, y la familia que es el eje de la sociedad empiezan por casa. Estamos en una sociedad donde la paternidad y los inicios de la familia se llevan con total irresponsabilidad, la mujer tiene la libertad para trabajar, y esta bien, pero ninguna empresa brinda facilidad de jardin para sus hijos, horarios bien pagos y flexibles que permitan a mama poder anclar esos valores tan claves desde la infancia. Como veran somos mujeres que tenemos hijos y pagamos a otros para que les inculquen esos valores, confianza, amor propio. Cuando un hombre no responde ni siquiera con el dinero para el sustento de su hijo, esta maltrando a la mujer. Ahora bien, viene el divorcio, si es que la pareja decide casarse, totalmente aceptado, porque el amor se acabo, pero indaguemos que es el amor?, imaginenen la escena…hola Juan y ella quien es?…ellia es mi madre,.. pero Juan yo no recuerdo tu madre asi,… a no!!, es que la cambie, porque la otra estaba vieja y artritica..!!!!…suena macabro, pero es lo que constantemente se ve a diario, en el aspecto del matrimonio, y los niños estan viendo eso, analizando y procesando. y cuando hay dinero de por medio, todo lo solucionamos con dinero, comprando juguetes, enseñando mas superficialidad, enseñando niños que a todo le ponen precio
    Y que nos da esto, individuos que, superficialmente veran a los otros, como cosas, que van al colegio, con otros niños en iguales condiciones.

    Ya de adulto el ser humano tiene esos valores ahi, como su DNA. Esto me recuerda ..una escena de mi vida que les comparto a continuacion: trabajabamos haciendo brigada de salud, y sali del baño, y el medico se estaba bañando la cabeza en la alberca, le dije, ya esta libre el baño, y su respuesta fue, hoy no me toca baño!!! con un calor como de 40ءC. Y asi como hoy no me toca baño, un habito de casa, vienen las mentiras, el cinismo, y todos esos antivalores que acompañan hoy nuestro andar, no le hagas a otro lo que no quieres que te hagan, respeta, se civico, no botes basura a la calle, no fumes delante de gente que es no fumadora, no contamines ni con tu lengua ni con tus actos, algunos jefes fomentan el chisme en los trabajos, le dan premio al sapo, olvidando que eso es como una bola de nieve que crece, y el sapo vende hasta la mama, no todo el mundo puede ser jefe! y que es peor que perder un trabajo? perder la dignidad para mantenerlo!!!!

    La clave es trabajar desde casa, con ese pequeño nucleo, empezar a hacer la diferencia, el respeto, el amor, la confianza, el perdon, y el cambio son importantes!! Afortunadamente conozco familias encantadoras, y otras con una ausencia completa de el significado familia. Y en el trabajo andar siempre con la verdad y de frente, el problema son esos corrillos que no llevan a nada bueno, nos falta valentia para decir, no me gusta esto, los climas organizacionales se dañan en gran parte por darle espacio a la discordia!

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  3. Hola David, suscribo muchas de las cosas que dices en este artículo y te felicito por no morderte la lengua y compartir con tus lectores lo que piensas. No obstante discrepo con la tesis principal. Creo que el ser humano en su conjunto, y cualquier pueblo en concreto, merece mucho más de lo que llevamos padeciendo mucho tiempo. Si de alguna manera se pudiera medir creo que la cantidad de bondad en el mundo supera con creces a la maldad. El problema está en la asimetría que hay entre ambas fuerzas, y en la desidia a la que nos empujan los propios malvados (sin demasiado esfuerzo por su parte).

    Lo que me preocupa de todo esto es la conclusión que pudiera sacarse: si tenemos lo que nos merecemos, pues hay que conformarse con el castigo que nos ha caído.

    Y aquí seguro que estarás de acuerdo conmigo: tenemos que despertar, luchar, recuperar la libertad y sacudirnos este yugo. Nuestra especie, nuestro planeta, la vida, la vida inteligente merece algo mucho mejor.

    «Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente»

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    • Juanan, estoy de acuerdo contigo en que la bondad supera a la maldad. No creas que me agrada andar cuestionándome estas cosas. Pero es que precisamente el hecho de que no se despierte y luche es lo que me hace pensar que hay quienes se conforman. O lo que es aún peor, quienes con su silencio o incluso «imitación» a baja escala consiente y sostiene la perversión de la sociedad.
      No sé… Estas cuestiones me ponen de mala leche.
      En mi interior sé que pienso como tú, pero… ahora no puedo expresarlo.

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  4. Joer!!! Compañero, noto una salto cualititativo personal en lo que escribes.
    Suscribo tu visión. Yo también me planteo preguntas parecidas y tampoco me gustan las respuestas que encuentro.
    Como sabes, también pongo en práctica el modelo GTD que es mucho más que un método para ser productivo. Te ayuda a tener una perspectiva clara de lo que haces en tu día a día y lo que quieres o persigues en tu vida. Este verano actualicé mi enfoque a 15.000 metros y me di cuenta de los tortuosos caminos que he estado habitando en los últimos tiempos y que no me llevaban a ninguna parte, o al menos a las zonas a donde yo quiero ir.
    Voy a hacer dos cosas: 1) siguiendo tu sugerencia, anotar aquí los cinco comportamientos que no soporte ni tolero, y 2) aprovechar la invitación que haces para desarrollarlos en un post en el blog.
    Los cinco comportamientos que no puedo jamás justificar:
    1. La mentira (en la más amplia extensión del concepto)
    2. La hipocresia
    3. La tiranía
    4. El descaro
    5. El cinismo (que está en estrecha relación con el 1, el 2 y el 4)
    Hay muchas más, pero creo que esos son los 5 más importantes.

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    • Jeje… Me alegra verte por aquí Juanjo.
      En realidad no hay tal salto cualitativo, siempre he sido así. Lo que pasa es que últimamente he decidido contenerme menos; si pudiera dedicar un pico mas de tiempo al blog…
      Veo que somos parecidos, tampoco tolero las actitudes que señalas.

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      • Este es un pais donde el que mas ruido hace y mas cabron se presenta mas respeto obtiene.
        Partiendo de eso, que decir? Esta aceptada la hipocresia, el descaro, de modo que forma parte del dia y a dia como una cotidianidad.
        Esto viene de un penoso sistema educativo, familias disfuncionales sufriendo para salir adelante, la television Española, el cine Americano, la fata de empatia ha tomado control y esta bien ser un cerdo egoista en tanto quedes bien o tengas buen curro, es mas importante vacilar procurar mejorar…
        Si eres diferente ya eres un bicho raro, un loco, un tonto, es mejor ser como son todos, un pretencioso necio.
        Y los politicos, pues otro tanto ni mas ni menos, otro ejemplo de la nueva España….

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