No deja de sorprenderme que a veces me pregunten algunos colegas cuál es mi receta mágica, cómo consigo hacer las cosas que me propongo o cómo consigo llevar adelante proyectos tanto profesionales como de mi vida personal. Sí, es verdad que desde que descubrí el método GTD he notado en mí un incremento de mi productividad personal, pero esto viene de antes. No soy ni especialmente ordenado, ni especialmente inteligente, ni especialmente habilidoso… vamos, que soy del montón. Sin embargo a algunos colegas les llama la atención las pequeñas conquistas que voy haciendo. Hoy voy a darte mi receta mágica, gracias a la cual no me canso de intentar mejorar cada día un poco más.
Una vez me preguntaron que cúando noté que me hice adulto… ¡qué cosas! Vaya preguntita. ¿Qué es ser adulto? ¿Te conviertes en adulto cuando cumples una edad determinada? ¿La experiencia te hace ser adulto? Mi respuesta, tras unos instantes de reflexión, fue la misma que hoy por hoy se ha convertido en mi receta mágica para mejorar:
Fíjate bien. Hasta en un momento de relax descubre cosas, observa, se empapa de lo que tiene alrededor. Carolina, mi primera hija, la mayor, la que me hizo convertirme en adulto. La personita que me «obligó» a intentar mejorar cada día un poquito más. La personita en la que veo pequeños reflejos de mí mismo. Sin duda, mi pequeña gran receta mágica desde hace hoy 9 años.
¡Felicidades Carolina! y gracias por hacerme cada día un poquito mejor.
Has dado en el clavo, David. Yo tengo la misma receta… pero no lo sabía hasta que lo he leído en tu artículo.
Gracias y enhorabuena.
Me gustaMe gusta
Si es que estos enanos nos dan tanto que a veces no nos damos ni cuenta 😉
Gracias por pasar por aquí, Félix. Nos seguimos leyendo 😉
Me gustaMe gusta
Felicidades!!
Por intentar mejorar siempre… y por los 9 años de tu hija 😉
Me gustaMe gusta
muchas gracias Marc, tambien por pasaste por aqui. Ya ves, tengo muchos motivos para sentirme orgulloso 😉
#orgullofunkz & #orgullodad
Me gustaMe gusta